«Adolescencia» y el lado oscuro de internet: manosfera, incels y violencia juvenil

Netflix

¿Puede una serie cambiar la forma en la que hablamos de violencia, género y juventud?
Adolescencia, la nueva serie británica de Netflix, dice que sí. Y lo hace de frente, sin paños calientes.

Con un formato innovador (todo en plano secuencia) y una narrativa intensa, esta miniserie nos lanza sin anestesia al juicio de Jamie Miller, un adolescente de 13 años acusado del asesinato de una compañera de clase. Pero lo que empieza como una historia criminal se convierte, poco a poco, en un espejo de la sociedad que rodea al protagonista.

La manosfera: ese rincón tóxico de internet

En la serie se explora cómo Jamie comienza a consumir contenido de la manosfera, ese universo online donde se agrupan discursos profundamente misóginos bajo capas de supuesta autoayuda masculina. Hablamos de foros tipo Red Pill, canales de YouTube disfrazados de “desarrollo personal” y podcasts que alimentan la rabia de chavales que no saben qué hacer con su frustración.

Aquí nacen figuras como los incels (célibes involuntarios), los pick up artists o los defensores del «hombre alfa». ¿La receta común? Convertir el rechazo o la vulnerabilidad en odio hacia las mujeres. Jamie, como muchos adolescentes, encuentra allí respuestas fáciles a preguntas complejas. Y eso, cuando no hay referentes afectivos reales o educación emocional, puede ser gasolina.

Masculinidad tóxica en plano secuencia

Adolescencia no sólo muestra a Jamie, sino todo el ecosistema que lo rodea: un padre ausente con motivo del trabajo, un colegio sin herramientas y una sociedad que prefiere castigar antes que prevenir.

La serie no intenta justificar, pero sí entender. Porque cuando hablamos de violencia juvenil, no podemos hablar solo del “monstruo”. Hay que mirar qué lo alimenta. Y lo que lo alimenta, muchas veces, es la idea de que sentir está mal, que el poder se mide en likes y que el consentimiento es opcional.

¿Por qué nos tiene que importar?

Porque no se trata de una ficción lejana. Se trata de conversaciones que están pasando ahora mismo en los móviles de miles de adolescentes, mientras scrolléan TikTok o YouTube.

Y si no damos la batalla cultural allí, otros lo harán. Porque mientras el feminismo habla de cuidados, la manosfera les promete venganza.

¿Qué podemos hacer desde el feminismo?

  • Nombrar las violencias: decir manosfera, decir incel, decir misoginia.

  • Educar con perspectiva de género desde la infancia.

  • Visibilizar masculinidades sanas y afectivas, que no tengan miedo a llorar, pedir ayuda o amar sin control.

  • Crear contenido que dialogue con la juventud, sin condescendencia, sin elitismos.

Adolescencia no es una serie cómoda. Pero es necesaria. Porque si algo nos enseña, es que ignorar el machismo adolescente no lo hace desaparecer, sino que lo hace crecer en silencio.

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