Con el inicio de curso, los institutos y universidades vuelven a llenarse de vida. Pero para muchos jóvenes y el colectivo LGTBIQ+, la vuelta a clase no significa reencontrarse con amistades ni aprender cosas nuevas: significa volver al lugar donde se sienten más vulnerables y con miedo.
Un reciente informe de la Federación Estatal LGTBI+ (Felgtbi+), en colaboración con la Universidad de Salamanca, revela que el 53,8 % del alumnado LGTBIQ+ de secundaria ha sufrido incidentes de odio en su centro educativo. La cifra es demoledora: más de uno de cada dos estudiantes. Y lo más preocupante es que solo el 25 % se atreve a visibilizarse en su instituto. En la universidad, el dato cae hasta el 21 %.
El acoso escolar: una herida abierta
El acoso escolar sigue siendo uno de los grandes problemas del sistema educativo español y solo hay que ver los estudios. Pero cuando hablamos de acoso LGTBIfóbico, la situación se agrava: insultos, exclusión, agresiones verbales o físicas, y un silencio que termina calando en la autoestima de quienes lo sufren.
Según la investigación, la diversidad en las aulas está estancada. Aunque existen leyes como la Ley 4/2023 para la igualdad real y efectiva de las personas trans y LGTBI, su aplicación es desigual según la comunidad autónoma.
La responsabilidad del entorno
Frente a esta realidad, el papel de los padres, del profesorado y del personal de los centros es clave. Los estudios muestran que cuando un docente interviene de forma clara ante un caso de acoso LGTBIQ+, la percepción de seguridad del alumnado mejora significativamente.
Formar al profesorado en diversidad sexual y de género, crear protocolos escolares de actuación, y fomentar espacios seguros donde los estudiantes puedan expresarse sin miedo no es opcional: es una responsabilidad. El comienzo de curso es la oportunidad perfecta para implementar estos cambios: charlas, talleres, formación docente y actividades de sensibilización que conviertan la escuela en un espacio de respeto y aprendizaje en diversidad.
Los estudios también reflejan que cuando las familias acompañan y respaldan abiertamente a sus hijos frente al acoso, el impacto emocional disminuye de forma notable y aumenta la capacidad de resiliencia. Las familias pueden desempeñar un papel clave en la prevención, detección e intervención del acoso escolar. Identifican señales como aislamiento, cambio de comportamiento. Implicar a los padres y madres en la educación en diversidad, ofrecerles recursos de apoyo y promover un diálogo abierto en casa no es un añadido: es parte esencial de la protección y el bienestar del alumnado LGTBIQ+.
Educar para un futuro sin odio
El inicio de un nuevo curso escolar nos recuerda algo fundamental: la lucha contra el bullying y la LGTBIfobia no se gana solo con leyes, sino con hogares y aulas donde el respeto sea norma y con un entorno para el estudiante preparados para hacer frente al odio.
Porque un hogar y escuela que no ofrecen seguridad y amor rompe su deber más profundo: aprender a respetar y convivir en un entorno sano.
BIBLIOGRAFÍA
- Infobae (2024, 11 de septiembre.) Estadísticas acoso LGTBI jóvenes: https://www.infobae.com/espana/agencias/2024/09/11/uno-de-cada-cuatro-jovenes lgtbi-ha-sufrido-acoso-en-su-etapa-escolar/
- El País (2025, 11 de septiembre). Uno de cada dos alumnos ha sufrido odio en el instituto: https://elpais.com/sociedad/2025-09-11/uno-de-cada-dos-alumnos-lgtbiq-ha-sufrido odio-en-el-instituto-la-diversidad-en-la-educacion-esta-estancada.html
- Cadena Ser (2019, 28 de junio). Más de la mitad de los jóvenes LGTBI+ ha sufrido acoso en Secundaria: https://cadenaser.com/murcia/2025/09/11/mas-de-la-mitad-de-jovenes-lgtbi-ha sufrido-acoso-en-secundaria-segun-felgtbi-radio-murcia/



