¿Nos estamos cansando del feminismo? La fatiga de un movimiento que sigue siendo necesario

Imagen generada con IA

En los últimos años, el feminismo ha estado en todas partes: en las calles, en los medios, en la política, en las series que consumimos e incluso en la publicidad. Sin embargo, cada vez más voces, incluso dentro del propio movimiento, se preguntan si estamos entrando en una etapa de fatiga feminista. ¿Se trata de cansancio real o de un síntoma de que la lucha ha calado tan hondo que ahora nos incomoda mirarnos en el espejo?

El boom y la saturación

El feminismo pasó de ser considerado “radical” a convertirse en mainstream. Marcas de ropa con camisetas que dicen “The Future is Female”, políticos que usan el término aunque sus políticas no acompañen, influencers que lo incorporan en discursos motivacionales.
Esa popularización, aunque positiva en términos de visibilidad, también ha provocado rechazo y la sensación de que el concepto se ha vaciado de contenido. Muchas personas sienten que todo es feminismo… y a la vez, que nada lo es.

La fatiga emocional y política

Las mujeres han cargado con años de explicaciones, debates y resistencia. En redes sociales, especialmente, la exposición a comentarios machistas, acoso o discursos de odio genera un desgaste psicológico.
Además, la polarización política no ayuda: discursos reaccionarios que niegan la desigualdad, la ultraderecha construyendo campañas contra el movimiento y la sensación de que siempre tenemos que “defendernos” en lugar de avanzar.

¿Cansadas o en transición?

Más que hablar de agotamiento, quizá deberíamos hablar de transformación. El feminismo se enfrenta ahora al reto de renovarse sin perder su esencia:

  • Volver a conectar con la vida cotidiana de las mujeres (sueldos, cuidados, salud mental).

  • Reivindicar la sororidad frente a la competencia y el individualismo.

  • Hacer del feminismo un espacio más inclusivo e interseccional, donde quepan experiencias diversas.

El feminismo no se ha pasado de moda. Lo que ocurre es que, como todo movimiento vivo, está atravesando un momento de cuestionamiento y adaptación. Quizá lo que llamamos cansancio no sea más que el síntoma de que el cambio está en marcha.
Porque aunque muchas estemos cansadas, lo que realmente agota es vivir en un mundo desigual.

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