Puntos Violeta: la fiesta sin miedo es posible

Imagen generada con IA

Las fiestas populares siempre han sido espacios de celebración. Pero también,  demasiadas veces, han sido escenarios de acoso y violencia machista que limitan la  libertad de muchos para disfrutar sin miedo. De ahí nace la importancia de los Puntos  Violeta, espacios seguros que este verano se han extendido como nunca en las  celebraciones de todo el Estado. 

¿Qué son y por qué importan?

Los Puntos Violeta no son solo carpas informativas. Son lugares de prevención, atención  y acompañamiento para cualquier persona que sufra o presencie una agresión sexista,  LGTBIQ+fóbica o de control. Además, cumplen una función clave: enviar un mensaje  colectivo de que el ocio no puede estar desligado de la igualdad. En un entorno festivo  donde el alcohol, la masificación y los prejuicios pueden facilitar agresiones, estos  puntos marcan la diferencia entre callar o hablar, entre sentir miedo o sentirse  acompañado. Son, en definitiva, herramientas de resistencia

Experiencias recientes: del País Valencià a Euskadi

Este agosto, Xàtiva celebró su Fira d’Agost con doce Puntos Violeta y Arco Iris. El balance  fue rotundo: ningún incidente registrado y miles de personas que pasaron para  informarse y recoger materiales de sensibilización.

En Elche, durante sus fiestas patronales, más de 5.200 personas acudieron a estos  espacios en busca de apoyo, información o simplemente curiosidad, demostrando que  no se trata de lugares marginales, sino centrales en el disfrute comunitario. 

En Vitoria, las fiestas de La Blanca confirmaron la necesidad de estos recursos: solo en  un día, pasaron más personas por el Punto Violeta que en toda la edición anterior, lo que  refleja una demanda social creciente

Cataluña: un paso más hacia la igualdad en las calles

En Cataluña, la implantación de los Puntos Violeta se ha convertido en una política  estable en grandes celebraciones como La Mercè en Barcelona o las Festes de Gràcia,  donde asociaciones feministas y colectivos LGTBIQ+ trabajan junto al ayuntamiento para  garantizar la seguridad en las calles. Estos espacios no solo ofrecen acompañamiento  psicológico inmediato o derivación a servicios de emergencia; también cumplen un  papel pedagógico: informar, sensibilizar y desnormalizar conductas que históricamente  han sido toleradas en el ambiente festivo, como el acoso verbal o el toqueteo no  consentido. 

En las últimas ediciones, además, se ha sumado un esfuerzo tecnológico: códigos QR en  carteles y pulseras que llevan directamente a guías de actuación y teléfonos de urgencia. 

Un cambio cultural: la fiesta sin miedo

La importancia de los Puntos Violeta va más allá de los números. Su presencia redefine  lo que significa disfrutar en comunidad. En lugar de aceptar que “las fiestas son así”,  abren la puerta a una nueva cultura del ocio basada en el consentimiento, el respeto y  la diversidad. 

Una apuesta que debe consolidarse

Los Puntos Violeta no deberían ser una excepción de verano, sino una práctica  consolidada en cualquier evento cultural o festivo. Han demostrado que funcionan, que  previenen y que generan confianza. En un país donde todavía hay altos índices de  violencia machista y LGTBIQ+fobia, estos espacios son pequeñas trincheras de libertad.  Bailar, cantar o compartir en la calle no está reñido con construir una sociedad más justa. 

Porque celebrar sin miedo no es un privilegio: es un derecho.

BIBLIOGRAFÍA 

Share this post :

Facebook
X
LinkedIn
Threads