¿Alguna vez te han hecho sentir que estás exagerando? ¿Que te lo tomaste muy a pecho, o recuerdas mal lo que pasó? Ya sea por tu pareja, tu madre, tu padre u otra persona a quien amas profundamente. Si es así, es posible que hayas sido víctima de gaslighting.
Pero, ¿qué es el gaslighting?
Hoy te explico qué es, por qué es peligroso, y algunas frases y actitudes nocivas que hemos normalizado tanto en relaciones amorosas como familiares, sin ser conscientes de ello.
¿Qué es el gaslighting y por qué lo normalizamos?
El gaslighting es una forma de abuso emocional o psicológico que sucede cuando alguien manipula, intencionalmente o no, tu percepción de la realidad para ganar mayor control sobre ti. Lo podemos ver de muchas maneras. Te hacen dudar de lo que sentiste, viste o pensaste; y como resultado, poco a poco empiezas a desconfiar de tu propia intuición. Sientes que estás “loca” y que todo es culpa tuya. Incluso si todo apunta a que no lo es.
Lo más doloroso y peligroso del gaslighting es que la mayoría de las veces no logramos reconocerlo, pues viene que personas que amamos: una pareja, una madre, un padre. Llegamos a justificarlo, a perdonarlo, porque la verdad es que, en el fondo, queremos creer que realmente no hay mala intención.
Y aunque en varias ocasiones el daño no sea intencional, no significa que sea menos importante. Intencional o no, el gaslighting tiene consecuencias graves.
No necesita gritos ni violencia explícita para hacer daño. Muchas veces, lo que puede parecer una “simple” frase repetida muchas veces, causa estragos. Te muestro algunas:
- “No es lo que dije, es como tú lo interpretaste”
- “Eso no fue lo que pasó”
- “No deberías tomarlo tan personal”
- “Te digo esto porque te quiero”
- “Estás exagerando”
- “Yo jamás diría algo así”
Todas estas frases te confunden de alguna manera. Ya sea con respecto a tu percepción de la realidad, a tu intuición o incluso cuando se trata de tus propias emociones.
¿Por qué lo normalizamos?
Muchas personas crecimos con él. El gaslighting no siempre llega con gritos ni insultos, sino con un tono calmado, disfrazado de preocupación, amor o “sentido común”. Lo escuchamos desde la infancia en figuras de autoridad -madres, padres, docentes- y aprendemos que dudar de nosotras mismas es parte de ser “agradecidas”, “obedientes”, o “maduras”. Además, en una cultura que nos enseña a evitar el conflicto y priorizar el vínculo por encima del bienestar personal, terminamos creyendo que el problema siempre somos nosotras, no la forma en la que nos están tratando.
Así, el gaslighting es una forma de abuso prácticamente invisible… pero devastadora.

Técnicas sutiles de manipulación emocional
Si te sientes como yo y has escuchado las frases anteriores… quizás puede seguir siendo algo confuso. “¿Estoy siendo víctima de gaslighting?”. Por eso, exploremos algunas técnicas sutiles de manipulación emocional, para luego ahondar un poco más en cómo podemos distinguir el amor sano de la manipulación.
- Distorsionar o reescribir los hechos: Quien manipula modifica detalles de lo que ocurrió para hacerte creer que estás confundida o que tu memoria te falla. Esto genera inseguridad y dependencia, pues comienzas a dudar más de ti misma y confiar más en su versión de la realidad.
- Hacerte sentir culpable por poner límites: Cuando intentas establecer un límite sano, responden con frases que apelan al amor, al sacrificio o a tu “falta de empatía”. Por ejemplo: ¿Después de todo lo que he hecho por ti, así me pagas? Esta técnica busca que te sientas mal por cuidar de ti misma, así que terminas cediendo para no herirlos o generar conflictos.
- Alternar validación con maltrato emocional: El manipulador crea una montaña rusa emocional: un día te elogia, te busca y parece profundamente conectado contigo… y al siguiente, te ignora, te critica o te hace sentir culpable por lo que sientes. Esta dinámica genera confusión y apego: comienzas a esforzarte más por “volver a ser” esa persona ideal que el otro elogiaba, creyendo que si cambias lo suficiente, el maltrato desaparecerá. Pero no es así, porque no se trata de ti, sino del control que ejercen sobre tu bienestar emocional.
¿Cómo distinguir el amor sano de la manipulación?
El amor de verdad no te hace dudar de ti, ni te apaga por dentro. El amor escucha, valida, acompaña. No te castiga por sentir, ni te culpa por poner límites. Si alguien te hace sentir confundida, pequeña o rota constantemente… eso no es amor, es manipulación. El amor no te exige que te traiciones para merecerlo; te invita a ser tú misma, sin miedo. Y esa diferencia, aunque sutil al principio, se siente en el cuerpo: el amor real da paz, no ansiedad.
Salir del gaslighting es un camino de amor hacia ti misma. No se trata solo de alejarte de quien manipula, sino de volver a conectar con tu voz interna, esa que siempre supo la
verdad aunque te hayan hecho dudar. Permítete sentir, sanar y crecer. Mereces relaciones que te nutran, no que te destruyan, y el primer paso está en reconocer tu valor.



