La gran mentira

“Si no adelgazas, nadie te va a querer”. Esa es la gran mentira que hemos  escuchado las mujeres a lo largo de nuestra vida, pero que de tanto repetirlo nos hemos  terminado creyendo. 

Ahora, ponte en el lugar de que es tu pareja quien te la repite cada día y quien te  pone como condición adelgazar para seguir una relación con él. ¿Parece ficción, verdad?  Pues este es el caso de Ana Isabel, quien se fue a vivir por amor a Holanda y terminó  volviendo a España con un ultimatum: “No vuelvas a casa hasta que adelgaces”. 

¿Qué hubieras hecho tú?

Podríamos pensar que lo más lógico es cortar la relación ante estos comentarios,  pero no es tan fácil. Aunque tu pareja te lo verbalice e, incluso, te lo imponga, a tu  alrededor están constantemente estos mensajes que se van aferrando a nuestra cabeza y  nos hacen creer que es verdad lo que dicen: en la delgadez está la felicidad. 

Sin embargo, podemos estudiar la experiencia de Ana Isabel que, en su ansia de  estar delgada para volver a tener una normalidad con su pareja, tomó como opción  someterse a una cirugía bariátrica para bajar de peso lo más rápido posible. Tras perder  30 kilos, volvió a Holanda con la sorpresa de encontrarse un novio que tampoco le hacía  el caso que merecía y, para rematar, infiel. 

No es un caso aislado

Ana Isabel no hay solo una, somos muchas que nos hemos creído que al llegar a  una talla 36 vamos a ser más exitosas, más felices o más queridas. Sin embargo, la  realidad es que esto no depende de nuestra talla, sino de una cosa que va más allá de  nosotras. 

La visión que se tiene ante las personas gordas debe cambiar. No es normal que  una báscula determine cómo te tratan en la vida, tus oportunidades o tus relaciones amorosas. Es un aspecto social sistemático que no podemos derribar si no comenzamos  a desmontar los cánones de belleza, la gordofobia y los estereotipos hacia este colectivo.    

Y, si piensas que nunca caerías en una situación así, que es un caso aislado o que  no hubieras hecho lo mismo que Ana Isabel, te invito a no juzgarla y a pararte a pensar  cuántas veces has escuchado los “beneficios de la delgadez”.

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