Gestación subrogada en Europa: qué dice la ley y por qué preocupa al feminismo

La gestación subrogada, también llamada vientre de alquiler, está en el centro de un intenso debate ético, legal y feminista en Europa. ¿Es un acto de solidaridad o una forma de explotación reproductiva? Mientras algunos países endurecen las leyes para proteger a las mujeres gestantes, otros la permiten bajo condiciones estrictas.

En este artículo analizamos la situación legal actualizada a mayo de 2025, las posiciones de diferentes gobiernos y el enfoque del feminismo sobre una práctica que, más allá del deseo de formar una familia, pone sobre la mesa cuestiones de clase, raza y derechos humanos.

España: prohibida y más controlada que nunca

Desde 2006, España prohíbe la gestación subrogada, y en abril de 2025 el Ministerio de Justicia reforzó esta postura. Se ha prohibido registrar automáticamente en el Registro Civil a menores nacidos por subrogación en el extranjero, incluso si hay sentencia favorable de otro país. Ahora, solo se permite el registro mediante filiación biológica o adopción.

El objetivo principal es  evitar que las personas eludan la ley española recurriendo a otros países, especialmente aquellos donde la subrogación es comercial.

Unión Europea: hacia la criminalización de la explotación reproductiva

Desde julio de 2024, la Unión Europea considera la gestación subrogada forzosa una forma de trata de personas. La revisión de la directiva europea sobre trata obliga a todos los Estados miembros a incluir la explotación reproductiva como delito antes de 2026, Esto no significa que se prohíba toda subrogación, pero sí que se persiguen los casos donde haya coacción, engaño o vulnerabilidad económica.

Italia: cárcel para quienes recurran a esta práctica fuera del país

Italia ha ido un paso más allá. En octubre de 2024, el Parlamento aprobó una ley que convierte la gestación subrogada en un delito universal. Es decir, una persona italiana puede ser sancionada incluso si recurre a esta práctica en otro país.

🔹 Multas de hasta 1 millón de euros
🔹 Penas de prisión de hasta dos años

Esta ley, impulsada por el gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni, busca “proteger la dignidad de la mujer”, aunque muchas organizaciones feministas la consideran una instrumentalización conservadora del feminismo.

Ucrania: epicentro de la subrogación comercial

Pese a la guerra, Ucrania sigue siendo uno de los destinos más usados para gestación subrogada comercial. Muchas clínicas permiten incluso enviar embriones por correo, o dar a luz en países intermedios para evitar restricciones legales.

El precio para los futuros padres oscila entre 60.000 y 70.000 €, mientras que la compensación para la mujer gestante ronda los 10.000 €. El desequilibrio económico entre quienes contratan y quienes gestan es alarmante. Muchas gestantes son mujeres en situación vulnerable, lo que refuerza el argumento de que esta práctica tiene un componente clase y raza que no se puede ignorar.

Portugal y Grecia: permitida solo en casos concretos

Portugal y Grecia son de los pocos países europeos que permiten la gestación subrogada altruista. En Portugal, está restringida a mujeres que no pueden gestar por causas médicas. No se permite compensación económica, salvo gastos relacionados al embarazo.

La madre gestante tiene 20 días para arrepentirse, lo que protege su derecho a cambiar de opinión.

¿Qué opina el feminismo?

La mayoría de los movimientos feministas en Europa rechazan la gestación subrogada comercial por considerar que:

  • Mercantiliza el cuerpo de las mujeres
  • Se aprovecha de la pobreza y la desigualdad
  • Reproduce estereotipos de género y explotación

Aunque algunas voces feministas defienden el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, el enfoque dominante es crítico y centrado en los derechos humanos y la justicia social.

La gestación subrogada en Europa es un campo minado de tensiones políticas, éticas y sociales. Mientras algunos países avanzan hacia su prohibición total, otros intentan regularla de forma altruista. A nivel europeo, la tendencia es clara: proteger a las mujeres de cualquier forma de explotación reproductiva.

En este debate, el feminismo tiene mucho que decir. No se trata solo de quién puede tener hijos, sino de quién pone el cuerpo y en qué condiciones.

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