Ciberfeminismo: tecnología y lucha por la igualdad de género

ciberfeminismo y tecnología

Internet a veces es un espacio con trincheras. Rincones digitales donde las voces feministas se alzan y proclaman: aquí también resistimos. El ciberfeminismo no es solo código y algoritmos; es rebeldía, es creación, es una red tejida por quienes se niegan a ser silenciadas. Surgió en los años 90, cuando el colectivo australiano VNS Matrix proclamó en su Cyberfeminist Manifesto for the 21st Century: «Somos el virus del nuevo orden mundial».

Además, Donna Haraway, con su Manifiesto Cyborg (1985), ya había plantado la semilla con las bases teóricas para la fusión entre humanos y máquinas como una forma de resistencia al patriarcado.

Corrientes que hackean el patriarcado

Hoy, más que nunca, el ciberfeminismo se fragmenta y se expande.

  • Feminismo tecnológico: Mujeres que conquistan la industria tech y luchan contra la brecha digital de género.
  • Feminismo hacktivista: Usa la tecnología para el activismo y la resistencia, como la creación de software seguro para proteger a mujeres en riesgo.
  • Feminismo posthumanista: Herederas de Haraway, que cuestionan las construcciones biológicas de género y promueven la integración entre humanos y tecnología.

Algunas obras como Caliban and the Witch de Silvia Federici y Zeroes + Ones de Sadie Plant se relacionan con los conceptos de ciberfeminismo de forma directa.

El movimiento en la práctica

El ciberfeminismo ha encontrado en las plataformas digitales un espacio para la acción y la denuncia. Ejemplos notables incluyen:

  • #MeToo: Movimiento global contra el acoso y abuso sexual.
  • #NiUnaMenos: Campaña latinoamericana contra la violencia de género.
  • #YoSíTeCreo: Apoyo a las víctimas de violencia sexual.

Además, iniciativas como Hollaback!, que combate el acoso callejero, y Take Back the Tech!, que lucha contra la violencia de género en línea, son ejemplos claros de la aplicación práctica del ciberfeminismo.

El desafío de habitar el ciberespacio

A pesar de sus avances, el ciberfeminismo enfrenta varios retos:

  • El sesgo de género en la tecnología: Algoritmos que refuerzan estereotipos de género y la falta de representación femenina en la industria tecnológica.
  • Exclusión digital: La falta de acceso a internet en comunidades marginadas limita la participación de las mujeres en el activismo digital.
  • Ciberviolencia: El acoso y las amenazas en línea que sufren las activistas feministas.

Navegar por este océano de bytes y palabras es un acto de resistencia. Porque el ciberfeminismo no es solo una corriente teórica; es un lugar que nos espera con el código abierto, siempre.

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