Llegó, como cada año, la esperada gala de los Oscar de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas. La 97ª edición de la ceremonia, celebrada religiosamente en el Teatro Dolby de Los Ángeles, congregó el pasado domingo 2 de marzo a cientos de personas. Asistieron nominados, invitados, medios de comunicación y espectadores que veían en directo la retransmisión de la celebración por excelencia del cine internacional.
En esta ocasión, uno de los mayores focos de atención estaba en la cinta “Emilia Pérez”. La película, dirigida por el cineasta francés Jacques Audiard, está protagonizada por la española Karla Sofía Gascón y la estadounidense de ascendencia dominicana Zoe Saldaña. Su estreno estuvo rodeado de polémicas.
El peor de los presagios se confirma
Tras el debate sobre la representación de la cultura e identidad mexicana y las declaraciones de su director sobre el español, la polémica se intensificó. Las manifestaciones en redes sociales por parte de Karla Sofía Gascón no hicieron sino avivar la controversia. Finalmente, las peores previsiones se cumplieron.
“Emilia Pérez”, nominada a 13 estatuillas, incluyendo Mejor Película, Mejor Película Internacional, Mejor Actriz y Mejor Director, no obtuvo ningún premio. Los críticos ya lo habían anticipado. Consideraban que, tras el escándalo de los comentarios de Karla Sofía Gascón y Jacques Audiard, las posibilidades de la cinta habían disminuido.
La polémica continúa
A pesar de lo anterior, quién sí obtuvo el mayor reconocimiento de la Academia en la categoría de Mejor Actriz de Reparto fue Zoe Saldaña. Se convirtió en la primera estadounidense de ascendencia dominicana en recoger dicho premio por su papel en la película.

Lo que pareció ser una redención para la película se ha visto empañado tras las declaraciones de la galardonada en rueda de prensa. Con la estatuilla en mano, una periodista mexicana le preguntó sobre la representación de su país en el filme. La actriz se limitó a pedir disculpas a los mexicanos que se sintieron ofendidos. Defendió que el tema principal de la película no fue México ni su identidad y cultura.
Las críticas a sus declaraciones no tardaron en llegar. Pues, no se han valorado las reivindicaciones de los mexicanos sobre la interpretación de sus elementos identitarios y culturales. Tampoco se ha promovido una autocrítica sobre el tema.
No es coherente decir que la película, ambientada en México, aunque no rodada allí y con escasa participación de personas mexicanas, no tenía como elemento principal dicho país. México sirvió de ambiente y espacio en todo el argumento de la cinta.
Cuando surgen críticas como las que enfrentó “Emilia Pérez”, es importante escucharlas y reflexionar. Esto permite abrir un diálogo basado en la empatía y la tolerancia. La adaptación de elementos culturales en el cine debe presentarse de forma fidedigna, con respeto y entendimiento.
En suma, unos Oscar flojos en reivindicaciones
Los Oscar, que durante muchos años han sido el telón de fondo de reivindicaciones por parte del séptimo arte, este año han tenido pocas. Siempre se ha defendido que la cultura debe ser incómoda y poner sobre la mesa cuestiones que nos hagan mirarnos a un espejo. A veces, ese reflejo es doloroso, pero necesario para cambiar ciertos aspectos sociales que nos dañan como seres humanos.
Este año, la Academia y el séptimo arte no escaparon de la situación política en Estados Unidos. La industria enfrenta una crisis por la falta de espectadores en las salas de cine. Ante ello, optaron por evitar pronunciamientos sobre temas considerados «polémicos». Entre ellos, la política exterior de EE.UU., las deportaciones masivas, el plan del Presidente para Gaza o la diplomacia con Ucrania y su Presidente, Zelenski.
A modo de representación, Zoe Saldaña destacó que “Emilia Pérez” cuenta la historia de cuatro mujeres. Una de ellas pertenece al colectivo LGTBIQ+ por su identidad de género. Sin embargo, evitó pronunciarse sobre una de las primeras Órdenes Presidenciales firmadas por Donald Trump. Esta declaraba que solo existen dos géneros, hombre y mujer, determinados al nacer.
El momento que estamos viviendo como sociedad no cuenta con precedentes en nuestra historia reciente. Y, aunque es humano sentirnos abrumados y tener miedo, también es importante qué hacemos con ese miedo. No es momento de quedarnos callados y agachar la cabeza ante todo lo que está pasando; hay que alzar la voz, de forma conjunta. Para ello, cualquier escenario es bueno e idóneo, incluso el del Teatro Dolby decorado con sus mejores galas para los 97ª premios Oscar.



