Han transcurrido varios meses del estreno de “Emilia Pérez”, pero las críticas, los debates y la controversia no cesan para la película dirigida por el cineasta Jacques Audiard.
Esta pieza cinematográfica ha desatado un intenso debate global, especialmente en Latinoamérica, acerca de la apropiación cultural y las implicaciones racistas que rodean la producción. La obra, que aborda la vida de una joven mexicana en un contexto lleno de desafíos, ha sido cuestionada desde diversos sectores, principalmente por las polémicas declaraciones de su director.
La apropiación cultural en el cine
La apropiación cultural es el acto de tomar prestados elementos de una cultura ajena, beneficiándose de los menos favorecidos.
Con «Emilia Pérez», la pregunta resuena con fuerza: ¿puede un director francés, por muy talentoso que sea, capturar la esencia de una vida mexicana? ¿O estamos ante un caso de apropiación cultural que afecta la autenticidad y el respeto que merecen las culturas en el cine?
Si bien la película ha sido elogiada por su cinematografía y actuaciones, incluso dominando las nominaciones a varios premios, son muchos los espectadores que se han mostrado escépticos sobre si una visión externa y poco estudiada en el tema, puede capturar realmente la esencia de la experiencia mexicana.
En este caso, el tema de la apropiación cultural ha ganado gran relevancia, evaluando quién tiene derecho a contar ciertas historias y cómo estas narrativas pueden ser manipuladas.
Declaraciones controversiales de Jacques Audiard
Como si la película no hubiese generado suficiente controversia, las declaraciones de Audiard sólo sirvieron para aumentar el debate y la molestia de muchos. Varios de sus comentarios han sido interpretados como racistas y despectivos. Incluso, el director afirmó que “el español es un idioma de países modestos, de gente pobre y migrantes.”
Sus palabras han sido ampliamente criticadas por trivializar y estigmatizar el idioma y la cultura latinoamericana y española. Todo esto ha llevado a muchos a cuestionar la sensibilidad de Audiard hacia las realidades que enfrenta la comunidad hispanohablante.
Posteriormente, él mismo afirmó que la gente había sacado sus comentarios de contexto.
A su vez, existe la percepción de que el director tiene una visión limitada y negativa de la cultura mexicana, lo cual ha empañado la recepción de su obra. Sus palabras se han entendido como un reflejo de la desconexión que a menudo sienten los creativos occidentales al intentar explorar narrativas de culturas que no son propias.

La falta de investigación contextual
Audiard admitió no haber estudiado el contexto mexicano en profundidad antes de embarcarse en la realización de “Emilia Pérez”. Esta revelación, haya sido mal interpretada o no, sin duda ha sido un punto de crítica, ya que muchos argumentan que sin una comprensión adecuada del entorno cultural, social y polícito de México, cualquier narración queda condenada a ser superficial y potencialmente ofensiva.
Dentro de todo el debate, el director insistió en su intención de transmitir un mensaje de solidaridad y amplitud en la narrativa. Sin embargo, muchos críticos sostienen que la falta de conocimiento puede llevar a la perpetuación de estereotipos dañinos.
Y es que, la idea de que un cineasta extranjero y completamente ajeno a la cultura mexicana pueda contar la historia de un país sin un análisis profundo del mismo, plantea grandes dudas sobre la responsabilidad artística y ética del creador.
Un debate necesario
“Emilia Pérez” resultó ser más que una película: ha sido un catalizador para un debate crucial sobre la representación en el cine y la apropiación cultural. Los constantes comentarios despectivos y, de alguna forma ignorantes, por parte de Audiard, han puesto de manifiesto la necesidad de que los cineastas sean más conscientes y respetuosos con las historias que eligen contar.
Por lo tanto, dado el crecimiento de las críticas en cuanto a la representación cultural en los medios, es imperativo que se lleven a cabo conversaciones sobre quién tiene derecho a narrar qué historias y cómo se debe hacer de forma ética y, sobre todo, respetuosa.
Después de todo, “Emilia Pérez” es un gran recordatorio de que el cine tiene el poder de influir en la percepción cultural, por lo que es fundamental abordarlo con responsabilidad y sensibilidad.



