Ser latino está de moda: el orgullo de ver nuestra cultura brillar en el mundo

Bad Bunny en su actuación durante el 50° aniversario de SNL / NBC

Ser latino está de moda, eso está claro. Pero no siempre ha sido así. Hoy en día, escuchar a Bad Bunny, Shakira o Karol G en las listas de éxitos mundiales parece lo más normal, pero hubo un tiempo en el que nuestra música no era reconocida fuera de nuestra comunidad. Ahora, los premios más importantes, como los Grammys o los MTV Music Awards, incluyen actuaciones en español con total naturalidad.

Este cambio no ha sido casualidad. Es el resultado del talento, la perseverancia y la influencia de generaciones de artistas que han llevado el sabor latino a cada rincón del planeta. Independientemente de lo que se opine de Bad Bunny, es innegable que ha conseguido llevar la salsa «de nuestros padres y abuelos» a escenarios donde, hace apenas cinco años, muchos no habrían sabido ubicar Colombia, Venezuela o República Dominicana (por decir algunos) en el mapa.

Cuando lo latino no necesita traducción

El momento en que Bad Bunny llevó «Un baile inolvidable» este domingo al 50 aniversario de Saturday Night Live, uno de los shows más icónicamente «yankees» que existen, me puso la piel de gallina. «Pa que la bailen aunque no sepan», grita en medio de los versos, consciente de que ese público nunca había escuchado algo igual.

Pero en vez de adaptarse a ellos, crea su propia atmósfera, dominando el escenario con su banda de músicos salseros, trompetas y timbales incluidos, haciendo que todo el público baile… aunque no sepan. Esa seguridad, esa presencia, es algo que simplemente no había ocurrido antes con la música latina en estos espacios.

Y es que, el último álbum de Bad Bunny ha sido un golpe directo al corazón de los millennials latinos, especialmente para aquellos que crecimos con la música que nuestros padres ponían en la radio del coche camino al colegio. Para los hijos de migrantes, que hemos crecido entre dos culturas, este reconocimiento global es algo personal. Es el sonido de nuestras raíces resonando en cada esquina del mundo.

De la vergüenza al orgullo: ser latino en un mundo que nos mira

Ser un niño latino en una sociedad donde lo nuestro era visto como algo exótico, invasivo o incluso de mal gusto, generaba una sensación de doble identidad. Sin embargo, todo cambió.

En los 90, Shakira mezcló rock con cumbia en español sin pedir permiso. Celia Cruz convirtió la salsa en un símbolo global con su inconfundible «¡Azúcar!». Ambas llevaron nuestra identidad con orgullo cuando el mundo aún no estaba preparado para aceptarnos. Ahora, ver a artistas como Karol G o Rauw Alejandro llenar estadios y conquistar los charts internacionales nos emociona. Lo que antes avergonzaba, ahora es motivo de orgullo.

Un ejemplo de esta reivindicación es Mimy Succar, quien recientemente se convirtió en la primera peruana en ganar un Grammy gracias a su álbum Alma, Corazón y Salsa (Live at Gran Teatro Nacional) de salsa en vivo junto a su hijo. No solo llevó los ritmos latinos a uno de los escenarios más importantes del mundo, sino que lo hizo a sus 65 años, demostrando que el talento y la pasión no tienen edad.

La música latina: de nuestras casas al mundo

Hoy, lo latino no solo está de moda, sino que redefine la industria. No es una tendencia pasajera, es un movimiento que demuestra que nuestra cultura tiene un lugar en el mundo y que nunca debió ser ignorada.

La música latina siempre estuvo en nuestras casas, en cada reunión familiar, en cada fiesta con amigos. Crecimos con la nostalgia que nos traspasabn nuestros familiares sobre las cumbias, los boleros y los merengues. Con el reggaetón que nos acompañó en la infancia y adolescencia y con los vallenatos que, sin razón alguna, simplemente nos gustaban. Lo que antes era un tesoro compartido solo entre nosotros, ahora es un fenómeno mundial.

Selena Quintanilla desafió el mercado estadounidense cantando en español. Rosalía llevó los ritmos flamencos a los charts globales. La música latina ha trascendido fronteras y sigue evolucionando. Se mantiene fiel a sus raíces sin perder frescura.

Ser latino nunca fue una moda para nosotros, fue nuestra esencia. La diferencia es que ahora, el mundo entero también lo sabe.

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