“Todos somos un poco autistas”… eh, no

Kate Russel / Pinterest

Sé que no hablo por mí solamente cuando digo que estoy harta de escuchar la frase “pero al final, todos somos un poco autistas”, o “en realidad, todos estamos en el espectro”. Ya sea en una conversación casual, o quizás en redes sociales, donde la gente se siente libre de dar su opinión (muchas veces sin informarse). ¿Es esta una afirmación amigable o completamente insensible? 

Primero que nada, es hora de aclarar que no, no todos somos “un poco autistas”. Las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) tienen una experiencia de vida completamente distinta. Está llena de desafíos únicos, los cuales no se pueden resumir en una frase que suena a idealismo casual. 

Y es que ese es el problema: la falta de sensibilidad hacia las experiencias de quienes viven con TEA es asombrosamente común. 

¿Cómo se supone que “debería” ser un autista? 

El estereotipo que muchas personas, incluso profesionales de la salud, tienen de un individuo autista es: alguien que no puede comunicarse, es un genio en matemáticas, se obsesiona con ciertos temas y no siente empatía hacia los demás. Básicamente, establecen un sistema blanco y negro; sin saber que hay una gama de grises. En este sentido, ¿dónde queda la gama de experiencias que hay entre estos extremos? El espectro es vasto y diverso. 

Al encasillar a las personas con TEA en un molde tan rígido, sólo estamos ignorando su humanidad y las particularidades que cada uno lleva consigo. No puedes poner en una misma caja a una persona que le apasiona la música y a otra que prefiere la tranquilidad de su propia compañía; ambos pueden ser autistas, pero sus vivencias son tan diferentes como el día y la noche. 

La falta de empatía en las conversaciones casuales 

Sí, tal vez la intencionalidad no es mala. Muchos lo dicen como una forma de aproximarse a la neurodiversidad, como si dijeran: “Mira, somos todos diferentes y únicos, lo que significa que podemos identificarnos”. Sin embargo, lo cierto es que al hacerlo, se trivializa la vida de aquellos que realmente enfrentan las dificultades

del TEA. Es una falta de empatía que puede hacer que las personas se sientan incomprendidas, incluso invisibles. 

Más a menudo de lo que se quisiera, las personas neurotípicas ignoran el impacto que sus palabras pueden tener. Quizás piensan que te están mostrando apoyo, pero lo que logran es diluir la realidad de la experiencia autista, reduciéndola a una simple frase o a un concepto “lindo” que se puede compartir en Instagram. 

Entonces, siguiendo el estereotipo de cómo es una persona autista… ¿realmente son las personas con TEA quienes no pueden sentir empatía, o los neurotípicos con su constante invalidación de la neurodiversidad? ¿Quiénes son los insensibles? 

¿Cómo podemos ser más sensibles? 

Lo sé, puede que a través de mis palabras, pienses que odio a las personas neurotípicas. Y no lo negaré: a veces lo hago. Por eso, quiero crear conciencia. Entonces, ¿cómo podemos ser más sensibles y empáticos hacia las personas neurodiversas? 

El primer paso es escuchar. Escucha las historias de las personas que viven con TEA. Sus luchas, sus fortalezas y sus miedos. Ten el valor y la humildad de aceptar que no entiendes del todo su experiencia, y que no se trata de ti. También es esencial aceptar la diversidad que existe dentro del espectro. No hay una sola manera de ser autista. 

Entonces, en lugar de decir “todos somos un poco autistas”, podrías optar por frases que reconozcan la diversidad de cerebros y experiencias. Es posible celebrar la neurodiversidad sin intentar “normalizarla”. Y es que, al final, de eso se trata: comprender que el cerebro humano es una maravilla compleja que no siempre se ajusta a las reglas de lo que se considera “normal”. 

Pensamientos finales 

Si hay algo que podemos resaltar de este artículo es que la empatía y la comprensión son el camino. No todo es blanco y negro; el mundo está lleno de matices y colores, y la neurodiversidad es sólo uno de ellos. 

Así que, la próxima vez que te pilles pensando en decir que todos somos un poco autistas, pregúntate: ¿realmente entiendo lo que eso significa? Puede que la respuesta te sorprenda, y puede que, incluso, abras la puerta a un diálogo más significativo. 

“Es un espectro. Es una diferencia neurológica. Es parte de las personas. No puede ser eliminado, revocado, curado o alterado. Sin embargo, puede ser aceptado y apoyado”. No todos somos iguales, y eso está bien.

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