En un mundo donde ya no parece importar quién lo dice sino cómo de inmediato es su mensaje, recordamos algunas de las mujeres periodistas que cambiaron la forma de ver el mundo.
Una jornada cualquiera. Ocurre un suceso (entre muchos). Bombazo informativo. Se corre la voz, primero entre las élites políticas, luego entre los periodistas. Deprisa a la redacción. Unas cuantas líneas de anticipación. “Seguimos ampliando información”, escrito al final de este primer párrafo. Publicar. Click en el enlace. Mientras tanto, carrera a contrarreloj para conseguir más información (a poder ser off the record). Exclusiva. Suspiro de la victoria. Pasa de nuevo otro suceso, vuelta a empezar.
Y de repente, el “oficio más bonito del mundo”, como calificó Gabriel García Márquez, se volvió instantáneo, volátil y etéreo, casi que ni llegas a saborearlo. Y no es nuestra culpa, pues el periodismo también vivió sus años de esplendor. En una sociedad donde ya casi ni se presta atención a la firma, sino a cuántas palabras por minuto eres capaz de escribir o de locutar, recordamos a algunas (de muchas) mujeres que cambiaron el rumbo del periodismo en nuestro país.
María Luz Morales (1889-1980)

Nacida en A Coruña en 1889 pero criada en Barcelona, María Luz Morales se licenció en Filosofía y Letras con la ambición de ser periodista, tal como soñó desde pequeña. Empezó dirigiendo la revista El hogar y la moda (actualmente Lecturas) y dos años más tarde comenzó a redactar en el periódico La Vanguardia, eso sí, bajo pseudónimo masculino, aunque ella era la única mujer de toda la redacción.
La gran calidad de sus escritos le llevó a mejorar y a sentirse cada vez más y más integrada en el mundo del periodismo, hasta que en 1936, al estallar la Guerra Civil, el periódico cayó en manos de la CNT-UGT. Fue nombrada directora del periódico, siendo la primera mujer en dirigir un medio de comunicación en España. Aunque por su parte, aceptó el cargo de manera provisional, alegando que ella “sólo quería hacer periodismo” debido a la cautela y responsabilidad que suponía ese puesto. Poco después, los redactores del periódico, ella incluida, fueron cesados de ejercer su cargo, y en el caso de María Luz, fue encarcelada e inhabilitada.
Además, durante los 40 días que estuvo encerrada en un convento en Barcelona, se dedicó a la escritura, algo que mantuvo también durante toda la época franquista. Así, tres años después de la muerte de Franco, ejerció de nuevo como periodista y colaboradora en El Diario de Barcelona hasta su muerte, en 1980. Gracias a su talento y actitud combativa fue el motivo de creación del Premio de Periodismo María Luz Morales, el cual reconoce trabajos periodísticos elaborados por mujeres.
Carmen de Burgos “Colombine” (1867-1932)
Periodista, escritora, feminista, sufragista son algunos de los adjetivos que caracterizan a Carmen de Burgos, quien luchó por los derechos de las mujeres de todas las formas posible para la época que vivía. Escribió más de 300 títulos entre novelas, ensayos, artículos o biografías bajo la firma de “Colombine”. Aunque su vida, como la de muchas mujeres en sus tiempos, no fue fácil, ya que se casó con un periodista 12 años mayor que ella, pero consiguió separarse de él por un escándalo público y se mudó a Madrid a buscarse la vida con su poder en la escritura.
Así, en 1903 se convirtió en la primera redactora asalariada de un periódico, el Diario Universal en la sección “Lecturas para mujer”, aunque un año después ya lanza una campaña en el medio a favor del divorcio, dejando ver su lado más liberal. A partir de ahí, comienza una trayectoria profesional marcada por el movimiento sufragista y feminista de nuestro país. Participó en varios congresos, manifestaciones y viajó fuera de nuestras fronteras como corresponsal y así conocería otros autores que le servirán de inspiración para futuras obras.

Es por ello que, en 1927 refleja todos los años de lucha por los derechos de la mujer en la obra La mujer moderna y sus derechos, una obra enciclopédica que trata sobre los orígenes del feminismo hasta el avance del movimiento en otros países. Además, entre ese año y el posterior, la activista y periodista viaja por Panamá, Perú, Bolivia y Chile para denunciar la situación de la mujer en estos países junto a otras. Un ejemplo de lucha, resistencia y feminismo.
Joana Biarnés (1935-2018)
Considerada como la primera fotoperiodista española, la catalana Joana Biarnés trabajó duro durante su trayectoria en un mundo marcado por las “profesiones de hombres” entre ellas, el fotoperiodismo. Desde pequeña ya tenía curiosidad por el mundo del periodismo y ayudaba a su padre, que era fotógrafo deportivo. Ya en aquel entonces, cuando se dio cuenta que ese mundo estaba marcado por el machismo por la cantidad de comentarios misóginos que recibía, se propuso cambiar la perspectiva.
Atrevida y sin tapujos, Joana Biarnés comenzó a trabajar en 1962 como fotógrafa en el diario Pueblo, en Madrid. Su gran ambición por conseguir siempre la mejor fotografía le llevó a una vida cargada de logros profesionales. De hecho, en 1965 cubrió el concierto de los Beatles en Madrid, pero como ella se propuso lograr las mejores fotografías, se infiltró en el mismo avión que tomó la banda inglesa en su traslado a Barcelona, y consiguió unas fotos inéditas y hasta consiguió pasar unas horas charlando en la misma habitación de hotel que ellos. Desgraciadamente, quitando de las fotos del concierto de Madrid, las otras no se llegaron a publicar.
A partir de ahí, trabajó para grandes artistas: Sara Montiel, Lola Flores, Audrey Hepburn, Tom Jones, o Raphael, quien colaboró junto a él varios años. Tras dejar el diario Pueblo, en el cual también tuvo una página dedicada a la moda al estilo de Vogue, fundó la agencia fotográfica Sincropress junto a unos compañeros, pero casi al final de su carrera, abandonó la profesión por el estilo amarillista que esta comenzó a adoptar.
Ellas y muchas más, las que impulsaron al cambio.
Como ellas, se podrían nombrar a muchas muchas más. Fueron las que impulsaron al cambio, las que ayudaron a ver el periodismo tal como lo vemos hoy. Las que hicieron, no sólo de una profesión como la que vemos hoy, sino de una justicia social inigualable.



