Las redes sociales: ¿una ventana al futuro o a las inseguridades de los jóvenes?

Manos de jóvenes sosteniendo móviles sobre una mesa de madera
Jóvenes utilizando sus teléfonos móviles. Fuente: La Vanguardia

Las redes sociales tendrán, en un futuro muy próximo, el control total de nuestras vidas. La competencia entre las mismas por llevarse más usuarios a su terreno, ha comportado la creación de algunas tendencias que ponen en peligro la seguridad y la autoestima de los internautas, especialmente a los jóvenes. Actualmente, hay aproximadamente unos 5.000 millones de usuarios activos en las redes sociales en todo el mundo, según los datos que aporta la plataforma Statista.

Facebook, X (antes Twitter), Whatsapp, Instagram o Tik Tok son las principales plataformas digitales que se nos vienen a la cabeza cuando nos encontramos divagando por nuestro smartphone. Cada una con un sonido diferente, de tal forma que nuestro cerebro ya ha interiorizado de dónde procede cada notificación. Entre atender a los múltiples mensajes de cada red, informarnos a través de Internet, ir de “shopping” online, o simplemente hacer un scroll rápido para combatir el tiempo muerto, fácilmente podemos ver en nuestros ajustes del teléfono que la media de uso diario oscila entre las 6 y 8 horas diarias. Es como si le dedicásemos todas las horas de sueño en una noche exclusivamente al móvil.

Los peligros de las redes

Así, cada red social tiene una funcionalidad diferente según lo que nos apetezca hacer o por dónde queramos navegar en ese momento. Si quieres publicar esa galería de fotos que tienes guardado en tu teléfono, es mejor acudir a Instagram: allí tienes inspiración para crear un perfil de fotos atractivo y marcar tendencia. Si quieres mantenerte informado de las noticias que suceden en tu país o en el mundo, X es la red social para ello (aunque hay que poner especial atención en las noticias falsas y en la desinformación que nos podemos encontrar en ellas). Si en cambio quieres conectar con amigos que desde hace mucho tiempo no sabes nada de ellos, acude a Facebook o a WhatsApp, y si sólo quieres entretenerte sin rumbo fijo… puedes pasar el tiempo en Tik Tok. Pero el problema no viene por la variedad de plataformas que haya, sino del peligro de exposición que sufren (en mayor medida) la población más joven.

Así, a diferencia de los adultos, el público joven tiene un valor añadido: no es plenamente consciente de la pérdida del control en las redes sociales. Para un menor, entrar por ejemplo en Tik Tok es introducirle en un bucle donde todo es volátil, rápido y contiene demasiados estímulos. Todo ello ya es consecuencia de la falta de concentración en los estudios, la dificultad para conciliar el sueño e importantes problemas de salud mental, como las inseguridades físicas, la ansiedad, problemas alimenticios o la dismorfia corporal (preocupación en exceso por problemas físicos, a veces imaginarios, que tenemos sobre nuestro cuerpo). Si hablamos de géneros, es más frecuente que afecte más a mujeres que a hombres.

El auge de los filtros de belleza y la salud mental

Imagen de un filtro de belleza utilizado en las redes sociales. Fuente: RTVE.

Actualmente hay muchos filtros que nos permiten alterar la realidad de nuestra imagen o nuestro cuerpo. Hay filtros que son utilizados con un fin humorístico, otros con disfraces incluidos, y los hay que te generan retoques estéticos. Estos últimos han tenido un impacto especialmente en las mujeres, ya que, a pesar de tener la misma funcionalidad que los anteriores, han generado inseguridades físicas y problemas psicológicos, mas si no te encuentras a gusto con tu cuerpo.

Y es ahí cuando viene el problema: ¿dónde y cómo ponemos el límite al uso de estos filtros? Para muchas de ellas, cada vez son a edades más tempranas las que generan una obsesión por transformar su cuerpo mediante retoques y operaciones estéticas, muchas de ellas piensan en reducir su alimentación para verse más delgadas o se preocupan en exceso por las rutinas faciales o “skincare” para ver su piel sin imperfecciones. Y eso, sin lugar a dudas, abre la puerta a problemas de salud mental que necesitan solventarse o poner serias medidas.

El Gobierno estudia sus efectos e implanta nuevas medidas

Por todo ello, los expertos han evaluado esta materia y han puesto las cartas sobre la mesa. El comité de 50 expertos que el Gobierno nombró para que estudiasen los efectos negativos de las redes sociales han elaborado un extenso informe donde se recogen más de 100 medidas que limitan el uso del teléfono móvil en los adolescentes, tanto en casa como en las aulas. 

Dado que el acceso a las plataformas es gratuito y muchas de ellas “incumplen” estos requisitos de edad y no se regulan los algoritmos, el Consejo de Ministros aprobó hace unas semanas unas medidas para evitar el uso indebido de los smartphones. Entre ellas, una de las que se venía debatiendo durante un tiempo es la de la restricción de los teléfonos para los alumnos de primaria y secundaria. Ahora bien, de cero a seis años quedará prohibido el uso y acceso a ningún dispositivo digital, aunque las herramientas digitales individuales se permitirán bajo el permiso del profesorado en este caso. En el tramo de edad de seis a los doce años, se priorizará la enseñanza analógica, aunque si bien los padres quieren introducir en las tecnologías a sus hijos, deberán hacerlo con un tiempo y uso limitado de las pantallas.  De hecho, el Gobierno propuso elevar a la edad de los 16 años para abrirse una  cuenta en redes sociales, dejando como posesión un teléfono para llamadas, pero sin acceso a Internet.

Asimismo, se ha propuesto que los dispositivos electrónicos que se comercialicen en España tengan un etiquetado nombrando los posibles riesgos para la salud que suponen, así como delante de la pantalla o en un juego. Esto advertirá de los principales peligros que comporta para los más jóvenes la utilización de las pantallas.

Por último, el Plan Digital de Centro se ha expuesto expresamente para regular el uso de las tecnologías en las aulas y apostar por una mejora en el modelo educativo-sexual, poniendo más barreras al acceso de los menores a la pornografía, especialmente en los estudiantes de la ESO, los cuales empiezan a tener más uso a la tecnología.

Share this post :

Facebook
X
LinkedIn
Threads