Dominique Pelicot es declarado culpable de drogar y violar a su esposa Gisèle Pelicot durante una década

Gisele Pelicot saliendo del juzgado sonriente debido al apoyo de los periodistas y feministas que la esperaban
Gisele Pelicot saliendo del juzgado / Foto: AFP

Ya es oficial: Dominique Pelicot, de 72 años, ha sido condenado por un tribunal de Aviñón a 20 años de prisión, la pena máxima prevista en Francia, tras ser declarado culpable de violación agravada y administración de sustancias químicas para drogar a su esposa, Gisèle Pelicot.

Durante más de una década, el acusado organizó las agresiones sexuales de decenas de hombres, a quienes contactaba a través de internet, mientras grababa las violaciones sin el conocimiento ni el consentimiento de su pareja.

Otros 50 hombres sentenciados

La sentencia, que ha generado una amplia repercusión mediática internacional, también incluye condenas para otros 50 hombres implicados en los abusos, con penas que oscilan entre 3 y 13 años de cárcel. Estas condenas, inferiores a las solicitadas por la fiscalía, han suscitado críticas tanto por parte de la familia de Gisèle como de activistas feministas presentes en el tribunal.

Entre los 50 acusados restantes se encuentran hombres de los 27 a los 74 años, de todas las clases sociales y profesiones, como bomberos, camioneros, periodistas, enfermeros, militares o también jubilados.

El caso comenzó a destaparse en 2020, cuando Pelicot fue detenido por grabar de manera ilícita bajo la falda de mujeres en un supermercado. Durante el registro de su domicilio, las autoridades descubrieron miles de imágenes y vídeos que documentaban las violaciones organizadas en su casa en Mazan, un pequeño pueblo del sur de Francia.

El impacto en la víctima: valentía y justicia

Gisèle Pelicot, también de 72 años, ha sido reconocida como un símbolo de resistencia y lucha. Durante el juicio, insistió en que las audiencias fueran públicas para exponer la gravedad de los hechos y la falta de consentimiento en las imágenes grabadas por su esposo.

Dibujo a mano de un hombre sentado en el estrado declarando. De espaldas se ve el pelo de una mujer
Bocetos del juicio contra Dominique Pelicot

En los vídeos, la víctima aparece inconsciente debido a los potentes ansiolíticos administrados por Pelicot en su comida y bebida. Esta evidencia desmontó cualquier intento de justificar los actos como consensuados, dejando claro que se trataba de violaciones.

“Quiero que se recuerde mi nombre como el de una mujer que luchó por justicia, no como la esposa de un agresor”, declaró Gisèle al término del juicio, agradeciendo el apoyo recibido por parte de activistas y familiares.

Las penas y su impacto legal

La condena a Pelicot marca un hito en la jurisprudencia francesa, no solo por la magnitud del caso sino por el enfoque en la sumisión química como herramienta de abuso. A pesar de ello, algunos de los coacusados evitaron penas mayores al argumentar que desconocían el estado de inconsciencia de la víctima.

El tribunal, sin embargo, dejó claro que la ignorancia no exime de responsabilidad en casos de agresión sexual. La sentencia sienta un precedente que podría influir en futuros juicios relacionados con la sumisión química y el consentimiento.

Este caso ha puesto en el centro del debate público cuestiones fundamentales como la cultura de la violación, el consentimiento y la violencia machista. Gisèle Pelicot expresó su deseo de que su experiencia sirva para concienciar a la sociedad y evitar que otras mujeres sufran abusos similares.

El proceso judicial, que duró más de tres meses, incluyó testimonios impactantes y el visionado de material gráfico que resultó clave para las condenas. “La manipulación acaba en la puerta del dormitorio”, subrayó uno de los fiscales, destacando la responsabilidad individual de los implicados.

Repercusiones futuras

Pelicot enfrenta nuevas investigaciones por otros crímenes, incluida una posible violación y asesinato en 1991 y por el intento de violación de otra mujer en 1999. El acusado ha negado ambos crímenes, sin embargo se demostró que su ADN se encontró en la escena del segundo.

Mientras tanto, activistas y juristas insisten en que este juicio debe ser un punto de inflexión en la lucha contra la violencia de género.

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