O porqué deberíamos prestar más atención a la realidad que están viviendo las mujeres surcoreanas
Seguramente tú también has oído hablar del movimiento 4B originado en Corea del Sur, pero ¿qué es? ¿De dónde surge? Y ¿por qué? La situación social de las mujeres surcoreanas es bastante más dura de lo que nos podríamos llegar a imaginar. Con unas raíces profundamente sumergidas de una cultura conservadora y tradicional, se rigen por un modelo de vida con valores patriarcales que ahogan a la mujer y la condenan a cumplir su rol social de cuidadora del hogar y la familia, esposa y madre.
Para entender los orígenes de este movimiento, veamos cómo se extrapola la desigualdad en datos oficiales. En lo político, ocupan un 20% de los escaños del Parlamento. La discriminación hacia ellas en lo laboral es todavía más alarmante, pues el 90% de los altos cargos están ocupados por varones, lo que pone de manifiesto el más que patente techo de cristal y la brecha salarial de género, la más alta de todos los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), llegando a cobrar hasta un tercio menos que los hombres. La posibilidad de conciliar la vida laboral y personal queda descartada, pues una vez se casan y empiezan a formar una familia, se ven obligadas a sacrificar sus carreras, y una vez intentan reincorporarse solo encuentran trabas. Según una encuesta realizada en 2016 por el Ministerio Igualdad de Género y Familia, el cual el presidente quiere eliminar, dicho sea de paso, afirmando que las mujeres ya no sufren desigualdad de género, destaca que la violencia de género alcanzaba el 41,5%, superando la media mundial que se sitúa en el 30%.
En el año 2023, se denunciaron más de 2.600 casos de violencia o acoso sexual en instituciones públicas durante esos dos últimos años, de los cuales solo 50 de ellos fueron investigados “in situ” por el Ministerio de Igualdad de Género y Familia. Casi el 80% del total ocurrieron en escuelas. La imposición de los inalcanzables ideales de belleza, la cultura pornográfica que degenera en prácticas como el upskirt (grabarlas por debajo de la falda) o molka (cámaras espía instaladas en vestuarios o baños públicos), son solo algunos de los terrores diarios que persiguen a las surcoreanas.
Ante la incompetencia del Estado, la reacción política que tomaron las feministas fue la de fundar el Partido de la Mujer en marzo del 2020, un partido político compuesto exclusivamente por mujeres que se presentaba a las elecciones legislativas de Corea del Sur con 10.000 militantes, las cuales, más de la mitad, rondan la veintena de edad.
¿Cuáles son las 4B?
Como respuesta denuncia a esta cadena de injusticias sistemáticas, en 2019 nace, oficialmente, el movimiento feminista radical Bihon o 4B, que consta de cuatro pilares fundamentales, todos comenzando por BI, que en coreano significa no: Biyeonae, no tener citas con hombres; Bisekseu: no tener sexo con hombres; Bihon: no casarse con hombres; Bichulsan: no tener hijos.
La consecuencia actual más acuciante a la que se enfrenta el país es el drástico descenso de la tasa de natalidad que, según datos, en 2023 fue la más baja desde 1960, un 4.5% (número de nacimientos por cada mil habitantes en un año), lo que implica que nacieron un total de 230.028 niños. Estos datos no garantizan un relevo generacional estable.
Queda patente la ausencia total del hombre, incluso el desprecio a este, pues la vulnerabilidad e impotencia empuja a estas mujeres a la búsqueda de un lugar seguro, un lugar sin hombres. En vista de la misoginia visceral a la que el país no sabe cómo poner una solución, sin garantías de seguridad judicial, amparo institucional, sin dinero y sin respeto, la huelga contra los roles tradicionales de género ha comenzado.
Como dato curioso, el boom global de este movimiento se dio con la publicación del libro Kim Ji-young, nacida en 1982. Publicado en 2016 y coincidiendo con el #MovimientoMeToo, expone la vida ficticia de una mujer promedio en Corea del Sur, tan promedio que la protagonista tiene el nombre más común entre las niñas nacidas ese año.
La propia autora decidió dejar su trabajo para criar a su hija, lo que más tarde la llevaría a hacer imposible su intento de retomarlo. Fue entonces cuando dio comienzo a su tarea de recabar información sobre la situación de sus conciudadanas, denunciando así la violencia económica, desigualdades de género, acoso laboral y discriminación, entre otros.



